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miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿CÓMO ERAN Y CÓMO SON AHORA BRASIL, RUSIA, INDIA Y CHINA?

Hace hoy 10 años, Jim O'Neill presentó a través de un informe el concepto BRIC, países con mayor potencial de crecimiento. ¿Tenía razón el economista de Goldman Sachs?

Antes del 30 de noviembre de 2001 si algún español leía la palabra BRIC podía pensar que se trataba simplemente de un error ortográfico para escribir brik pero ahora nadie piensa eso cuando ve la palabra BRIC escrita en un texto. La culpa la tiene Jim O'Neill. El que fuera economista global de Goldman Sachs en 2001 (hoy en día es presidente de su gestora de fondos) decidió utilizar este acrónimo para definir un nuevo grupo de países: Brasil, Rusia, India y China. Lo hizo en un informe titulado Building Better Global Economics BRICs publicado el 30 de noviembre de 2001, hace ahora diez años, con el objetivo de definir los que a su juicio serían los principales actores económicos en 2050.

China ha superado todas las previsiones

Aún quedan 39 años para ver si las predicciones que manejó entonces O' Neill se convierten en realidad, pero todo apunta a que este experto no va ni mucho menos mal encaminado, a juzgar por la evolución que han tenido estos países en los últimos años. Una década que, aunque no haya traído consigo una introducción de estos países en el G-7, como abogaba O'Neill, ha tenido muy poco de perdida y mucho de prodigiosa ganancia para ellos.

"Si la previsión de crecimiento en China se mantiene como en 2001/2002 (7%) en los próximos diez años, será en 2011 tan grande como Alemania y Brasil e India estarán cerca de Italia", afirmó O'Neill en el año 2001. Se quedó corto en lo que se refiere a China. En 2010 esta economía superó a Japón como segunda mayor del mundo gracias a un impresionante crecimiento anual del 10,39% en esta última década. El aperturismo del otrora régimen comunista hacia un feroz capitalismo tiene parte de la culpa, además de su competitivo mercado, que se caracteriza por una mano de obra barata y una alta productividad, lo que le ha permitido en sólo ocho años duplicar su volumen de exportaciones, el 20% de ellas a EEUU, hasta los 1.907 billones de dólares.

Sin embargo, de cara al futuro no son las exportaciones donde está depositada la esperanza de su crecimiento. Ahora es el consumo interno el que toma el relevo. De momento, según los datos de Citi el consumo privado crecerá en 2011 un 9,4%, frente al 6,5% de 2010.

El lado oscuro del dragón

En todo caso, y a la espera de ver si China consigue desafiar a uno de sus mayores riesgos, la alta inflación, y evitar así un aterrizaje brusco de su economía, lo cierto es que han sido muchos los inversores que han tratado de aprovecharse del despertar del gigante asiático de los últimos años. La masiva entrada del inversor extranjero ha provocado que sólo en la última década su principal índice bursátil, el Hang Sheng, se haya revalorizado nada menos que un 61%, frente al 2% que ha caído, por ejemplo, el Ibex 35.
Sin embargo, este masivo interés por el dragón chino también tiene un lado negativo. Y es que el crecimiento de inversores extranjeros sigue siendo muy superior al de los inversores locales, lo que ha disparado los precios de la vivienda en los principales mercados chinos. Por ejemplo, el precio de la vivienda en Beijing supera el salario de los chinos en 20 veces mientras que en el techo de la burbuja inmobiliaria de EEUU, que luego desembocó en la crisis de las subprime, esta ratio era de 6 veces, según la gestora Boston Company.

India hace sombra a China

El caso de China es sin duda el más espectacular desde el punto de vista económico en los últimos diez años -desde Bain & Company pronostican que el 23% del crecimiento mundial en 2020 vendrá de China-. Sin embargo, no está sola en la ardua tarea de contribuir al PIB mundial. Y más en un contexto de recesión en los países occidentales. India, avalado por sus extraordinarias características demográficas, donde la tasa de personas mayores de 65 años es inferior al 5% frente al 20% de los occidentales, también desempeña un papel fundamental.

Mientras que en 2011 su economía, que ocupa el décimo puesto en la ranking mundial, crecía a tasas del 3,88%, ahora la previsión del FMI es que lo haga en 2011 en un 7,3%, lo que explica que todas las agencias de rating le hayan mejorado la nota crediticia en este periodo hasta situarse a dos escalones del grado de inversión. Y buena parte de la culpa de que su tasa de crecimiento se haya duplicado en la última década está en el fuerte repunte de su clase media, donde la renta per cápita ha pasado de 467 dólares anuales a 1.527 dólares en los últimos diez años (en España la renta per cápita supera los 33.000 dólares). Sin embargo, el gran problema de India, al igual que China, es su inflación, que supera el 10% y que ha llevado a su banco central a elevar los tipos de interés en 10 ocasiones desde 2010 hasta el 7,5%.

No obstante, esta dura política monetaria parece que puede dar un buen resultado a esta economía, basada en el fuerte crecimiento de su población -desde la gestora Schroders esperan que crezca un 50% de aquí a 2050 hasta los 1.800 millones de personas-.

De momento, esta industrialización de un país superpoblado es lo que explica que India se haya convertido en otro de los destinos favoritos no sólo de las empresas, que acuden al país para externalizar servicios y así ahorrar costes, sino también de aquellos inversores que buscaban destinos poco explotados en un contexto de caídas bursátiles en los países occidentales como consecuencia del estallido de la burbuja de las puntocom. Tanto es así que en los últimos diez años su principal índice bursátil, Sensex 30, ha subido más de un 300% acumulado (30% anual), lo que explica que buena parte de los fondos que más han subido en la última década inviertan precisamente en este mercado. Y eso a pesar de las fuertes caídas de los últimos años, al aparcarse el concepto de decoupling (descorrelación entre los mercado emergentes y los desarrollados).

Las potencias más 'primas'

Junto con Asia, Latinoamérica también ha sido en estos años uno de los destinos más demandados a la hora de hacer negocios. Sobre todo Brasil, la B del acrónimo BRIC. No en vano, además del despegue de la clase media y por tanto del consumo privado, como sucede con China o India, este país también puede presumir de ser uno de los principales exportadores de materias primas del mundo. Por ejemplo, es el primer productor de café y azúcar del mundo, el segundo de soja y el tercero de maíz y acero, entre otras materias. Este negocio le ha permitido en los últimos años escalar posiciones en el ranking mundial económico y, de hecho, en 2010 sustituyó a España como la octava mayor economía del mundo gracias a un crecimiento anual en la última década del 4%. Y esto se ha notado también en su mercado bursátil que se ha revalorizado en este periodo un 300%. "La historia de crecimiento en Brasil ha estado ligada a los altos precios de las materias primas", ratifican en Citi.

Pero esto implica que una caída de las mismas dejaría al país abandonado a su suerte. Por eso, en los últimos años el país brasileño se ha marcado un claro objetivo: conseguir el crecimiento de la clase media. Para fomentar este consumo se han recortado los tipos de interés desde 19% de 2001 al 10,25%. Y eso unido a un incremento de la renta per cápita del 300% hasta superar los 12.000 dólares anuales es lo que permite al país presumir de una clase media que ya supone el 50% de sus 194 millones de habitantes.

Rusia y su dependencia del crudo

No tan popular entre los inversores ha sido Rusia, la única economía BRIC que ha recibido algún que otro recorte de rating en esta época. Y eso a pesar de que su mercado bursátil es, con diferencia, el que más se ha revalorizado (más de un 600%) al calor del alza del crudo, del que es un gran exportador, y cuyo precio ha subido un 384% en la última década.

Pero esta fuerte dependencia del petróleo (el 60% de las compañías de su índice están ligadas a la energía) ha sido uno de sus grandes hándicap en los últimos años de crisis, cuando la caída de la demanda ha provocado un retroceso en su precio. De ahí que sus perspectivas de crecimiento sean inferiores al 5%.

Aun así Jim O'Neill no se arrepiente de haber incluido a Rusia en el grupo de BRIC. "No necesita crecer a las mismas tasas que el resto sino evitar la crisis europea, y si lo consigue podría superar a Italia en 2017 y a Francia, Reino Unido y Alemania en la década de 2020 a 2030", ha afirmado recientemente en una entrevista con motivo de la presentación de un libro que conmemora el X aniversario de la creación de los BRIC. De momento, lo cierto es que la economía rusa ha dejado ya de despertar el recelo que despertaba a principios de esta década, cuando aún estaba arrastrando la crisis de 1998. Una prueba de ello se ve en sus seguros contra el riesgo de impago. Si en 2001 estos cotizaban en los 640 puntos básicos, ahora lo hacen en 142 puntos.
Fuente: El Economista Digital

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